La antropologa vestida de gris - 3a parte

La antropóloga entró a la habitación de la princesa y ella le pidió que tomara asiento. Shedi la cuestionó sobre la forma en que conocía el idioma.

- ¿Eres uno de ellos?
- ¿De quienes?
- Olvídalo.

La princesa le dijo que la reserva donde se encontraban era bastante remota y alejada del poblado más cercano. Le preguntó si deseaba regresar a su casa con su familia y sus amigos y ella le respondió que sí, y se emocionó porque le ayudarían. Shedi sonrió.

- No te preocupes. Lo haremos, en cuanto tú nos ayudes primero.
Un hombre se acercó con un maletín sucio. Niyireth se levantó de inmediato, mientras la princesa le preguntó si lo recordaba, pues era un equipaje que estaba en la avioneta. El hombre le paso una libreta a Shedi.
- En esta libreta hay una fotografía tuya. Debo suponer que la libreta es tuya. También hay escritos sobre un antiguo idioma que teníamos, pero que ya olvidamos. ¿puedes entenderlo?

Niyireth recordó su equipaje, sus notas y sus estudios. Le dijo a la princesa que era un idioma raro y un poco más antiguo que usaron los antepasados de los selsuicas, del cual ella ya tenía conocimiento y se le hacía fácil traducirlo. Recordó también que esta misma respuesta se la decía a un hombre grande en una oficina amplia, mientras ella estaba temblando y él leía la libreta. Recordaba su nombre muy claramente: Daniel Prado.

La princesa le dijo que sus antepasados ocultaron un tesoro y les dieron las instrucciones para llegar a él. El único problema era que tales instrucciones estaban escritas en el antiguo idioma. Pero ahora que la antropóloga había llegado podían llegar al tesoro y descubrirlo.

- Por mi no hay ningún problema.
- Perfecto. Hoy planearemos todo y mañana en la mañana nos iremos de excursión.

Niyireth y la princesa estudiaron algunos planos dibujados en un papel raro. Ella traduce los símbolos hablando de lugares bastante extraños, pero que la princesa reconoce. Pasean algunos tramos en caballo. Al final del día, la antropóloga se recuesta en su catre y cierra los ojos. Al abrirlos, está vestida con su traje gris de excursión y esta apuntándole a la silueta de una persona con una escopeta ligera. Al apretar el gatillo, la bala atraviesa el pecho de la silueta.

- Lo hiciste bien. Has mejorado mucho – dijo el mismo hombre que pálido y sudando que le dijo que se colocara un paracaídas en la avioneta.

Ella se lo agradeció, pero estaba triste. Él le dijo que si era cierto lo que su jefe le había dicho sobre su padre el primer día que la pusieron a entrenar con la escopeta. Niyireth le dice que sí, que su padre fue un cazador furtivo en África. Le comenta que de niña su padre siempre la llevaba a los safaris, pero no sabía lo que él hacía. Cuando se enteró lo abandonó y se vino a Sabernal a estudiar antropología. Poco tiempo después se enteró de su muerte. El hombre mira que alguien se acerca y le da más balas de salva.

- Sigue practicando. Los selsuicas son una tribu muy peligrosa, apenas aterricemos debemos empezar a disparar.
- Lo sé, Juan. Ya no le temo a nada – dijo y disparó.

Niyireth se levantó inmediatamente del catre y empezó a llorar al tener esos recuerdos, preguntándose entre cada sollozo “¿Por qué estoy aquí?”.

Al día siguiente, apenas amaneció, una mujer fue a despertar a la princesa Shedi, diciéndole que ella había desaparecido.

Comentarios

  1. curiosidad: el arma con el que entrena Niyireth y con la que sueña disparando con su padre son la misma.

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