La Casa de más de Cuatro Pisos - Parte 18

Como a Paolina se le dificulta mencionar su nombre, la Reina le propone un juego para que cada una llame a la otra como quiera. La Reina inicia diciéndole que la llamará Madre Épsilon y Paolina no sabe qué nombre ponerle, temiendo ofenderla. Le dice que ella es igual a la familiar de una amiga y que se llama Driana, por lo que la Reina le dice que la llame Driana Dark y punto.

Una vez terminado el extraño juego, Driana Dark le dice a Paolina que se siente en un sillón que ha traído para contarle la leyenda de la Madre Épsilon, pero en ese momento llegan los guardias reales quienes traen a Eliana sujeta con intenciones de matarla como es normal para los extraños, pero Paolina le pide a Driana Dark que por favor la suelten y así lo hacen.

Eliana agradece a Paolina y a la Reina su libertad, mientras busca con la vista un sillón para que ella se pueda sentar. En ese momento suenan las alarmas y los aldeanos salen de sus casas con sus armas, los de los niveles superiores con algunas primitivas y mientras iban a los inferiores las armas mejoraban mucho tecnológicamente.
- ¿Qué sucede? – pregunta la Reina – ¿Por qué tanta cosa?
- Un escuadrón armado terrícola se acerca – dice uno de los guardias – Están uniformados y tienen cara de malas intenciones.

Mientras tanto, Viana busca a su enamorado por todo el hotel. Iván ‘Morcilla’ busca a su esposa y Marisa busca al capitán Toribio después de verlo brevemente en el puerto espacial, pero todos se detienen frente a una TV de pantalla gigante, en la que están diciendo que casi toda la población de la Tierra está infectada con la peste del Querubín Rosado y los que siguen sanos se están desplazando a Marte, aunque no descartan que algunos de los viajeros sean portadores sin saberlo.

Marisa no logra encontrar al capitán Toribio, pero sí a su esposo y lo abraza llorando preocupada porque no sabe donde estará su hija y además se inquieta por el resto de su familia.

Viana ve a Iván ‘Morcilla’ consolándola y piensa que son sólo amigos. Sin que ella se dé cuenta, Marisa dice que a pesar de las dificultades en su matrimonio, ella le agradece por estar a su lado. Toma la pulsera de su madre y le pide que se la guarde en la habitación. Cuando ella se va, Viana no aguanta más y se le declara.

- Oh no espera, hay un terrible malentendido. Yo tengo… – Iván se propone a decirle que tiene una esposa e instintivamente saca la pulsera para demostrárselo.
- ¡Tienes una pulsera de diamantes para mí! – interrumpe Viana – Eres muy bello – ella le da un beso y se va saltando de la alegría.
- Ay no. ¿Ahora qué voy a hacer?

Omairo finge los síntomas del virus y lo liberan después de declarar dónde estaban las cosas robadas de la casa de más de cuatro pisos. Tatiana se entera de lo que hizo y en vez de acusar a Omairo también hace lo mismo y la liberan con una caución para no salir de la ciudad hasta que se resuelvan efectivamente las cosas.

Tatiana sigue a Omairo hasta una cabaña en el norte con el fin de saber algo sobre Milwer. Después de que él entra, ella lo hace por una ventana y llega a una habitación en la que escucha a Omairo hablar con otro hombre por teléfono con un altavoz mientras hace sus maletas. Escucha claramente cuando este hombre le dice que viajará a Marte a robar los tesoros de la Reina Negra.

- ¿Quién será la Reina Negra? – susurró Tatiana
- Si no hay mucho problema – le dice el hombre a Omairo – estaré esperándolo aquí. Ella ya le ha dejado la nave de Cuervo en ese lugar.
- Así será, señor Milwer – dice Omairo antes de colgar.

Tatiana piensa hacer lo mismo luego de buscar a Germanio y va a la casa de más cuatro pisos, pero se extraña que al llegar haya varias limosinas frente a la casa. Ella piensa que no hay tiempo de averiguar y se dirige a la entrada de la casa, pero su hermana se asoma por una de las ventanas de una limosina y le dice:
- ¡Tatiana! Gracias a Dios apareces. ¡Nos vamos ya! No nos dejaremos contagiar de esta estúpida peste, y no entres a recoger tus cosas, este barrio ya está en cuarentena. Luego compraremos más cosas. ¡Rápido! Stuart nos espera en Marte.

Ella se sube al coche y se van de inmediato.

Los soldados marcianos están listos para la lucha y al llegar el capitán Toribio empiezan a luchar desordenadamente. La Reina ordena protección hacia ella, la Madre Épsilon y a su amiga. Las tres son llevadas a un pozo con forma pentagonal y cierran la puerta que hay en la superficie. Paolina enciende la linterna y Driana Dark dice que están en la entrada de un increíble laberinto.

Toca unas inscripciones grabadas y una de las cinco paredes se abren. Las tres mujeres entran, pero Eliana siente que le falta algo: su bufanda, la ve dentro del pozo y regresa por ella. “Fue un regalo muy costoso”, dice. Al tratar de regresar, la puerta se cierra frente a ella y queda sola. Driana Dark le cuenta la leyenda de la Madre Épsilon de Marte.

Le dice que hace muchos años, incluso antes de que hubiera vida en la Tierra, ya Marte era un planeta mucho más prospero y tecnológicamente avanzado de lo que hoy puede ser el planeta terrícola.
Sin embargo, entre los visitantes intergalácticos, se hizo poderoso un hombre de Júpiter conocido como Jonás, el Duro, que gobernó a todo el planeta con mano dura, hasta que los temerosos marcianos se rebelaron.

Para castigarlos, Jonás creó con su poder un virus que empezó a matar a muchos habitantes, y con la misma magia, usando las almas de los muertos, alimentó un enorme coloso que terminó por destruir a su propio amo y toda la superficie del planeta. Pocos habitantes huyeron a las cuevas, en las que residen hasta el día de hoy.

En ese momento se manifestó la Madre Épsilon y con ella trajo a cinco semidioses llamados Alfa, Beta, Gamma, Kappa y Delta. Siendo sus poderes insuficientes, usaron un misterioso poder para derrotarlo, sacrificando sus divinas vidas.

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