La Casa de más de Cuatro Pisos - Parte 16

Tatiana es condenada a seis meses de prisión. En el juicio previo el abogado demandante llamó a la testigo Eliana Bárez y ella declaró que sí conocía a Tatiana y que ella sí conocía a Milwer.

Los cargos de la acusada son complicidad y mantener silencio por el secuestro de Driana de los Alpes, así como dejar esconder a Milwer Finea en su propia casa, volcar un camión de la policía y tratar de escapar.
El proceso es tan rápido que nadie se da por enterado y Tatiana es encerrada en los calabozos de la estación mientras sale una autorización para llevarla a la cárcel de mujeres.

Marisa hace maletas y obliga a su esposo a irse con ella a la estación Hema. Está segura de que Miguelángel Cuervo ha secuestrado a su hija y se la ha llevado a Marte. Allí, en medio del gentío, se encuentran con Jennifer y su hijo, quienes ven despegar las naves espaciales.

Jennifer le dice que Stuart y sus siete representantes estaban comprando una nave espacial llamada Deméter. Por orden de Stuart, Marisa y su esposo son invitados y se irán a Marte a las doce y treinta de la tarde con él y Josué. Jennifer se despide porque quiere llevar a su hermana.

El viaje supersónico dura diez horas, parando en estaciones secundarias construidas en la Luna Terrestre, Deimos y Fobos, en las que se han instalado mini mercados, tiendas de recuerdos, restaurantes y gasolineras para naves.

Finalmente las naves llegan a la estación Tirribeglo en Marte, el cual es un bulevar de hoteles y centros comerciales, con plazas y fuentes, y cientos de proyectos en construcción, todo aquello cubierto con un techo de vidrio inquebrantable para permitir la vida en el planeta y poder apreciar el paisaje al mismo tiempo.

De acuerdo a los medios, algunas construcciones se retrasaron por problemas de convivencia con algunos aborígenes marcianos, que oficialmente han dicho que no atacarán más.
Iván ‘Morcilla’ y su esposa son guiados hasta su habitación en el hotel Le Fesa y la nave Deméter regresa a la Tierra.

Mientras tanto, en la ciudad de Verón y en cientos de ciudades del mundo, se están presentando masivamente extraños casos de la enfermedad mostrada en el país africano. Los expertos llaman a esta enfermedad ‘el Querubín Rosado’, nada parecido a la suave fiebre del Ojo de Pandora. En este caso, la víctima se desmaya unos días después de entrar en contacto con otra persona con la misma enfermedad, aunque otros han demostrado que se transmite por vía aérea o incluso por el agua.

En pocas horas, el cuerpo del infectado entra en coma y después aparentemente muere, aunque al mismo tiempo, continúa con vida. Los científicos no se explican muy bien y grandes ciudades caen en pánico.
Eliana, que piensa que todo lo del juicio fue un juego, va a la casa de más de cuatro pisos. Como no le abren, su vecino le dice que vio a una mujer sacar unas maletas y marcharse, pero no sabe a dónde.
- Seguro se fueron a Marte – dice el vecino – todos se están yendo para allá.
- No puedo creer que hayan ido sin mí.

Inmediatamente va a su hotel y alista las maletas. Se dirige a la estación Hema. No tiene dinero para comprar ni alquilar la más pequeña nave, pero eso no es problema ya que hay un sistema de transporte parecido a un autobús: la flota Tivecrina, en la que queda endeudada con cuatro tarjetas de crédito para pagar un puesto.

Al mismo tiempo, la policía también está despegando de la Tierra en la patrulla espacial, liderada por el capitán Toribio, que se ha reasignado el caso.
- Atraparemos a Milwer, así este en Plutón – dice él –Solo así, Tatiana será libre.

Tatiana ya se ha hecho amiga de todas las prisioneras. Incluso, uno de ellas le ha prestado su turno para que vea la televisión comunal, ya que está aburrida de que solo emitan noticias sobre viajes a Marte y enfermedades desconocidas. Por lo que ella ve allí, si la enfermedad sigue, solo quedaran veinte días para que contamine completamente al mundo, de acuerdo a voces expertas.
- Tengo que salir de aquí – dice Tatiana – necesito estar con Germanio, pero cómo.

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