La Casa de más de Cuatro Pisos - Parte 2

Leini estaba tan asustada que le pidió a Iván ‘Morcilla’ sutilmente que investigara en el patio para que así Marisa le diera otra oportunidad. Él le contestó que lo haría, pero no sabía que no se iban a volver a ver.

Las mujeres esperaron su regreso hasta las tres de la mañana y Marisa subió a ver. No había nada. Iván ‘Morcilla’ no había dejado rastro, lo que hizo que Marisa se mareara y se desmayara.

Cuando Marisa despertó lo primero que vio fue el rostro de Yuriana B, una espiritista que vino a la mañana siguiente después de su desmayo. Llegó con el pretexto de que había sentido extraños poderes al pasar cerca de la casa.

Yuriana B trajo e instaló en la casa de más de cuatro pisos una mesa para naipes, bolas de cristal y artificios para hacer agua y fuego. Las cuatro residentes explicaron los sonidos, las apariciones y las desapariciones. Inmediatamente la espiritista encontró el problema.

Posteriormente leyó las cartas, conversó con la bola de cristal, mezcló el agua con otras plantas raras y hasta hizo que Marisa fumara el puro. Luego de hacer las interpretaciones concluye que alguien, quizás Iván ‘Morcilla’, aparecería en la madrugada.

Ahora esperaron las cinco. A las tres de la mañana todo estaba completamente oscuro y entonces vieron la sombra. Marisa salió corriendo hacia ella, pensando que era Iván, pero al abrazarlo solo sintió el aire, abrió los ojos y ya no estaba la sombra. Se fue a encender la luz pero la espiritista la detuvo.
- No – dice ella – únicamente podemos verlo con esto.

Sacó una vela de su bolsillo y la prendió. La luz no era amarilla como es normal en cualquiera, sino blanca como la leche fresca. Cuando divisaron la sombra que volvía, la iluminaron con la vela y se vio su rostro. No era Iván ‘Morcilla’ sino don Raimundo.

Antes de que alguna mujer dijera algo, porque estaban paralizadas del miedo, él dice: “Está arriba”. Marisa le agradece con lágrimas en sus ojos y sube corriendo hasta el patio. Tatiana y Jennifer observan bien al fantasma y le preguntan en coro: “¿Tío Raimundo?”.

Marisa subió con terror al patio y no ve nada extraño, salvo que la vista a la ciudad de Verón estaba algo rara, así que se acerca un poco al balcón para observar con mayor cuidado, pero se estrella con algo que no ve. Sigue tocándolo, es algo enorme como una pared.

Algo debió encontrar, como una especie de botón. Con valor lo presiona y se revela el misterio: el platillo volador aparece donde estaba la pared invisible. La terraza era lo suficientemente grande para que cupiera.

Pero la nave no era como lo había descrito su media hermana. Era más bien como un avión pequeño, sin alas, más parecido a una mosca. Ella se da cuenta que la escotilla está abierta y como no hay nadie vigilando decide entrar.

Leini no quiere dejar de ver a su padre, pero se va a averiguar qué pasa con Marisa, así que sube también, pero casi se desmaya al ver el platillo volador. Sin embargo también siente curiosidad y entra a la nave. Es más grande por dentro que por fuera.

Sigue un pequeño corredor y abre la puerta que hay al final. Se impresiona más al ver lo que hay adentro: más de veinte personas están dormidas y encerradas dentro de tanques de acrílico.

Su corazón se acelera bastante al ver rostros conocidos como el de Iván ‘Morcilla’, Marisa y hasta el de Sara, su madre desaparecida. Trata de abrir el tanque donde estaba su hermana, pero los sellos que este tenían no se lo permitían. De pronto ve una daga en el suelo que tiene la inscripción: “usar contra seres que no sean de aquí”.
- Seguro es una nave de extraterrestres y esta arma es de una de las víctimas – piensa Leini.

Levanta la daga y ve una sombra. Un extraño alto, de aspecto humano, que está protegido con una extraña armadura en su cuerpo y su cara, aparece ante ella.  Aquel ser trata de atraparla, pero ella le clava la daga en uno de sus desprotegidos pies. El extraño cae de inmediato al suelo. Toma las llaves que cargaba en el cinturón y abre las capsulas, pero las personas siguen en un sueño profundo.

Su fuerza solo le permite llevar a Marisa. Justo cuando pasan por la escotilla ella despierta y le explica que no son extraterrestres, no es una nave espacial y nadie ha sido raptado. Se trata de una grabación de una película y la nave es un holograma que hace que los colores de la ropa se vean al contrario cuando desaparece.

Iván, que ha despertado también, sale de la nave y le termina de explicar que están en un tratamiento para salir en la película: ‘Extraterrestres de la levadura’ y que Miguelángel Cuervo, el ideador del filme, preparaba los trajes cuando recibió una puñalada en su pie.

Marisa e Iván ‘Morcilla’ vuelven a la nave y Leini vuelve a la sala donde les explica a las demás. El fantasma ha desaparecido y todas quieren dormir. Yuriana B es invitada y se queda en uno de los cuartos de huéspedes, pero luego se despierta alarmada porque presiente un gran peligro y les cuenta a las demás.

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