La Casa de más de Cuatro Pisos - Parte 37

La gran disculpa

A las nueve de la mañana empiezan las festividades. Comienzan los discursos y los bailes, luego las rifas y los concursos para ganar un puesto con comida gratis para la segunda y tercera clase, pues los ricachones ya tienen un puesto desde días antes. A la hora señalada activan la maquina y la locomotora. Los demás se preparan para todo lo que venga y como lo predijo el Dr. S, el tren de cien vagones se echa a andar. De repente, un grito de Leini gira la torta: "¡Miren! Es la madre de Marisa: ¡Marcela!".

Pese al pesimismo y la negación por todos de volver a casa, Miguelángel Cuervo dice que tiene una idea y se aleja del grupo, se pone una pañoleta en la cara y salta a la locomotora. Entra a la escotilla y obliga al maquinista a soltar los vagones. La familia se preocupa por él. «Traten de no alarmarse – dice el Dr. S – si sale de allí antes del colapso, logrará entrar con nosotros»Miguelángel Cuervo se sorprende al ver que el maquinista es Miguelángel del pasado, quien le tenía una sorpresa para llamarle la atención.
- ¡Idiota! Entre a la siguiente cabina y espéreme allá.
- Como quieras, hermano. Mira te tenia este regalo – Miguelángel del pasado le entrega un paquete grande, envuelto en una tela – Encontré tu regalo en la cueva. ¿Era esa gran nave espacial, no? Bueno, no resistí las ganas y entré y saqué esto. Debe ser tuyo.

Como su supuesto hermano no le pone atención, Miguelángel del pasado deja el paquete en el suelo y se va al siguiente vagón. Él suelta los vagones y está listo para salir de allí, pero inesperadamente se tropieza con el paquete y con un poco de malabarismo logra no caer al vacío y vuelve a la locomotora. Ya no puede saltar al siguiente vagón, pues se ha alejado. Él toma el paquete y salta al vació antes de la explosión, pero lamentablemente no logra sobrevivir. La onda explosiva hace que los vagones que venían atrás se vayan para un lado y caigan. La puerta del tiempo se abre y el Dr. S dice que se cerrará en dos minutos.

El capitán Toribio y Stuart van por Miguelángel Cuervo y lo traen, mientras el pánico se apodera de las personas, gritando que explotó una bomba. Abren el paquete y se dan cuenta que es el tesoro griego. El capitán pide devolver las joyas de Cronos y así lo hacen. Diana la Becerra empieza a envejecer y por eso es la primera que entra. «Nosotros llegaremos a nuestro tiempo respectivo – dice el Dr. S – pero las horas que hayamos estado por fuera serán tenidas en cuenta. Es decir, si entramos a la una y volvemos a las dos, habrá pasado una hora allá también».

Todos se despiden del Dr. S y de Diana la Becerra, pues saben que no los volverán a ver. El cuerpo de Miguelángel es puesto en la Gibelina y el capitán Toribio entra con la nave justo antes de que la puerta se cierre y la maquina explota en incontables pedazos. La familia pasa por la puerta y miran a su alrededor. «Esto sí es Marte» exclaman todos entre felicidad y tristeza.
- Espero que les haya ido bien en su viaje por el tiempo – dice la Reina Negra – Pero, ¿Qué sucede? Siento energías negativas.

Cada uno le cuenta su historia a la Reina Negra y lo que sucedió con Miguelángel, lo que entristece a Paolina. La Reina sella las puertas con algunos conjuros incomprensibles, excepto para Germanio, quien dice que es una especie de griego primitivo con otras lenguas muertas. Luego se despiden de ella y salen del dominio de los marcianos. La Gibelina es colocada en la nave de Miguelángel Cuervo. Pasan unos días en Marte, hasta que se declara que la enfermedad del Querubín Rosa ha sido finalmente erradicada. Milwer, Driana, Omairo y Diana son enviados a juicio.

- Se les acusa – dice la honorable Jueza – de robar un vehículo espacial a nombre de Miguelángel Cuervo, robar todos los elementos de una casa a nombre de Tatiana Mendoza, robar el tesoro griego del museo de antigüedades, robar documentos secretos del museo de naves, también robaron un carro blindado propiedad de la penitenciaría nacional, liberaron a una prisionera amenazante, rompieron 115 leyes de tránsito de Priana y Tívecre con este vehículo, e igualmente 86 con otro automotor creado por ustedes llamado Gibelina. También se les acusa de invasión en el parque nacional Volcán Luna Negra y de liberar a un peligroso demente, entre otros. No sé si después de todo esto debería preguntar cómo se acusan.
- ¿Culpables? – dice Omairo en voz alta.
- Muy bien, se expresa que los cuatros se han declarado culpables, eximiendo así a Tatiana Mendoza.

Los otros tres acusados ven a Omairo y no pueden decir nada.

Al capitán Toribio le llega una invitación a un restaurante. Allí descubre que fue Eliana. En la cena expresan sus mutuos sentimientos y salen con propuesta de matrimonio. En ese restaurante también están Jennifer y Stuart, Tatiana y Germanio, Iván y Viana, y Leini y David Palermo. Después se van a consolar a Paolina. Sin embargo, la tristeza del funeral de Miguelángel Cuervo, es neutralizada unos días después por la alegría del matrimonio del capitán Toribio.

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