La Casa de más de Cuatro Pisos - Parte 32

Los tres entran al hospital mental Estrella Caída. Ericoka roba dos trajes de enfermera y el capitán con su placa ingresa normalmente a las habitaciones. Waterloo era considerado como el peor demente del hospital. Estaba en una estrecha habitación de metro por metro y con tres camisas de fuerza superpuestas.
- ¡Exijo que me diga dónde está…!
- Así no te hablara nunca – dice Ericoka al capitán – pero con esto sí – le dice mostrándole un naipe. El capitán piensa preguntarle de donde lo sacó, pero ya no le importa. Comienza a barajarlo y Waterloo reacciona a su sonido. Él ve el naipe como la cosa quémás quisiera en su vida. Ericoka le lanza un siete de corazones y él se retuerce como un gusano de la felicidad.
- ¿Quieres más? Entonces dinos donde están las arcas con los tesoros de Stuart.
- Yo sé, yo sé – dice Waterloo – pero dame una más.

Ericoka le lanza un dos de picas.
- Las arcas con los tesoros de Stuart, están en…en, en el fondo del lago, en lo profundo del bosque, en medio del desierto, entre las montañas, dentro del volcán.

Ella le lanza un nueva de diamantes.
- Oh sí, yo lo sé, las arcas están entre las montañas, en lo profundo del lago, dentro del volcán.
- Que buen progreso – dice Natalisa – las cartas son su debilidad, por eso esta así. Pobre.

Ericoka le lanza una reina de tréboles.
- Ya, ya recuerdo, las arcas de Stuart… ¿Cuáles son las arcas de Stuart? Yo no séquiénes son ustedes, ni como pudieron entrar a mi castillo. Llamare a mi ejercito de Copas y ustedes no lo podrán detener porque únicamente me obedecen a mí, al rey de Bastos, ja ja ja.
- Ah, bien, ya que le rey no quiere darnos nuestra información, no recibirámás cartas
- Dámelas, dame esas cartas.
- ¿Dónde están las arcas con los tesoros de Stuart?
- Están… dentro… del… volcán. Ahora dámelas, ¡dámelas!

Ericoka le lanza el resto de la baraja y él se divierte lanzándolas con los pies. El capitán quiere saber cuál de los nueve volcanes, pero para su sorpresa sólo queda uno, el volcán Luna Negra, el más grande.
- Tendremos que llevarlo – dice Natalisa.
- No hay problema – dice Ericoka – rompemos esa ventana y…
- ¡No más delitos! – dice el capitán Toribio – de ahora en adelante será por lo legal.

Colocaron a Waterloo en una camilla y con una camisa más para cubrirle la cara y salieron con la placa policial. A la salida del hospital estaba Leed.
- Ya sé en lo que andan – dice él – Déjenme ir a reclamar lo que me pertenece.

El capitán está de acuerdo y todos suben al carro blindado. Para entretener a Waterloo, Leed se puso a jugar cartas con él. Ericoka le sugirió que lo dejara ganar o se enfurecería. Cuando el carro no pudo ascender más se bajaron y siguieron a pie. Un rato después divisaron una cabaña y Natalisa pregunta sarcasticamente que quién podría vivir allí en esas condiciones. Después de subir un poco más, el capitán ve algo familiar. «¿Qué hace aquí la nave de Miguelángel Cuervo? Se supone que huyeron en la Gibelina» dice él.

- ¿De qué hablas, Brus? – dice Ericoka – Esa no es la nave de Miguelángel Cuervo.
- ¿Cómo? – le pregunta el capitán - ¿Qué sabe? Dígame.
- Esa nave es única. Fue la mejor creada en la antigua Alemania, aunque todavía lo dudan. Después de que su único dueño, Miguelángel Cuervo murió la nave fue guardada en el museo de naves.
- Así es – dice Leed – Sé que sólo existe una, pues los planos son imposibles de leer para crear otra.
- ¿Dónde están esos planos?
- En el museo también – dice Natalisa – pero los robaron hace unos días.
- Sí. Un desgraciado me ganó el golpe – dice Ericoka – Al llegar allá, ya no había nada, por eso me capturaron a mí. Parece que quien las tomó sabe traducirlos y está haciendo una nave gemela. Pero está totalmente horrible, yo la haría mejor.

El capitán lo piensa un poco y decide entrar a la cabaña. Solo está hecha parte de la nave y hay muchos materiales e instrumentos por ahí. Luego vieron la Gibelina. «Esa es la nave de Milwer. Ya sé que está pasando». El capitán saca su arma y entra a la cabaña. Allí esta Omairo solo ytrata de escapar, pero el capitán lo captura y lo amarra con una cuerda, con ayuda de Leed y Ericoka.
- Capitán, ¿Qué sucedió con Diana?
- Yo haré las preguntas. Con que aquí se escondían. ¿Dónde están Milwer y Driana?
- Dentro del volcán.

Todos estaban dentro de la cabaña, así que se extrañaron al sentir un sonido como una moto sierra. Se asomaron justo a tiempo para ver como el frente de la Gibelina se transformaba en una especie de taladro gigante, haciendo un hoyo en la tierra. La nave entró rápidamente al interior del volcán.
- Yo los detengo – dice Ericoka. Da un salto en clavado y entra al hoyo dejado por la nave.
- Que mujer tan rápida – dice Leed – apuesto que no se dio cuenta que le quito elwalkie talkie al policía.

El capitán toma el radio y lo enciende. Ella le dice que ha logrado entrar a la nave y ve a una mujer y a un hombre muy simpático y con peinado gracioso.
- Son Driana y Milwer.
- ¿Quiénes son? – pregunta Natalisa.
- Unos amigos, unos viejos amigos.

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