La Casa de más de Cuatro Pisos - Parte 22

Paolina les comenta que ella tiene la solución para la enfermedad del Querubín Rosado. “Así es, pero aun no estamos todos – dice la Reina – cada uno deberá entrar a una puerta y traer a la persona que falta. Ustedes sabrán quien será y elegirán la puerta correcta. Madre Épsilon, es su turno”.

Paolina se dirige a la fuente, deposita unas hojas y dice unas palabras extrañas a la vez que mezcla el agua con la mano. Como resultado de este acto se abren todas las puertas que rodean a la habitación, excepto por la que ingresaron.

Eliana es la primera que entra a una de ellas. Al final de la cueva hay una puerta común y corriente, la cual abre. Aparece dentro de un baño de mujeres donde hay una de ellas llorando. Eliana no la conoce, pero le compadecen tanto estos casos y comienza a consolarla. “Es que no puedo creer que me haya engañado con la misma mujer de hace años”, dice ella. Eliana dice que le pasó algo parecido hace poco con Milwer y él está aún en el hotel.
- Ya basta – dice la mujer – nosotras no seguiremos siendo objetos. Formaré una comunidad en contra de ese maltrato y como primera medida vamos a vengarnos de ese hombre.
- Así se habla, amiga.

Iván ‘Morcilla’ abre una puerta metálica y se da cuenta que está en el camerino de un estadio de fútbol de la Tierra. Desde allí escucha que el narrador dice que ha terminado el primer tiempo y los jugadores comienzan a entrar al camerino. Ve a un muchacho parecido a su hermano, pero luego ve a Juan, lo saluda y sin más preámbulo le pide que lo acompañe. “No puedo, mi equipo va ganando gracias a mi”. Sin embargo, Iván lo convence con promesas de que hay un juego mejor al otro de la puerta e incluso que puede regresar y seguir jugando.

Tatiana llega a un cementerio. Se asusta al ver la lapida de Milwer y piensa que está en el futuro, pero luego se olvida de todo esto al ver el zombi de Yuriana B, quien parece una mujer normal sólo que bastante pálida y deprimente. Ella empieza a seguir a Tatiana, quien regresa por donde llegó.

David Palermo llega a una aldea boliviana y ve el zombi de Sara, la madre de Leini, la cual recuerda por fotos. Él no sabe qué hacer y Sara lo comienza a seguir. Lo único que se le viene a la mente es retroceder hasta la puerta. Leini hace lo mismo cuando en Sídney la sigue Marcela, la madre de Marisa.

Viana llega a un volcán y ve el zombi de Cristiano a quien reconoce porque él lo engaño hace años y fue por su culpa que empezó su obsesión por su hermano. Furiosa olvida lo que está haciendo y le grita para llamar su atención. Al acercarse, ella se asusta y regresa por donde entró.

Miguelángel Cuervo llega al camerino donde su esposa se prepara para salir a un concierto que, al igual que el partido de fútbol, son para recaudar fondos para los enfermos aunque es casi nula la asistencia, pues solo se han quedado quienes quieren morir, los esperanzados y los expectantes de la situación. Karina le dice que no puede y él se aparta un poco. Luego regresa corriendo y gritando que hay un incendio y que deben evacuar. Ella como le tiene miedo al fuego sale con él.

Jennifer en Seúl ve unas extrañas esculturas, una de ellas es sobre una pareja muy parecida a Deibyd y Nancy. Ella las toca y retrocede cuando estas comienzan a moverse y tomar vida. Omairo se encuentra en otra de las cuevas. Al parecer no ha salido a ninguna otra parte que a otra cueva de la misma caverna, pero allí ve a Diana sentada como sufriendo porque ya está harta de tener que huir de la ley. La consuela en sus penas y a lo poco, ella lo acompaña a él.

Stuart encuentra a Miguel en Texas y cree que se trata de Miguelángel por lo que lo llama, pero al darse cuenta que es un zombi, regresa hasta la puerta con él. Josué en Sudáfrica ve al viejo don Raimundo, su tío abuelo. Él no puede evitar entrar en pánico, grita y se devuelve hacia la puerta. Su tío abuelo se da cuenta y lo sigue.

Eliana y Marisa ven a Milwer y a Driana quienes están listos para realizar el viaje de emergencia. Habían llegado hasta una nave que despegaría en diez minutos hacia la Tierra. Era la única nave que lo haría, además de forma ilegal, pues las autoridades habían prohibido volver al planeta azul, así como que despegaran más naves de la Tierra.
- ¡Driana Beatriz de todos los Alpes! – dice Marisa – ¡Deténgase ahí ahora mismo, jovencita!

Driana se siente un poco avergonzada por tal grito en frente de todos los viajeros. Eliana sigue el ejemplo de Marisa y le hace el mismo reclamo a Milwer y pide que le dé una explicación. Milwer piensa que Eliana lo va a entregar a la policía y se lo insinúa discretamente en el oído.

Ella se vale de eso para llevarlo hasta donde la Reina Negra, mientras Marisa lleva de una oreja a Driana. “No sabes por todo lo que he pasado solo para buscarte”. Eliana recuerda que deben entrar por el baño de mujeres, lo que avergüenza un poco a Milwer. Todos salen al mismo tiempo, como si se hubieran puesto de acuerdo.
- Fabuloso – dice la Reina Negra – a jugar.

Al ver a Milwer todos hacen una cara de exaltación, como si hubieran visto a una persona que no veían hace mucho tiempo, sobre todo Juan.
- Usted es… – dice Juan – sí, usted es la persona que mejoró el club deportivo del cual soy parte. Papá ¿le darás una recompensa?
- Claro que sí, hijo, así será.

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