La Casa de más de Cuatro Pisos - Parte 19

Driana Dark continúa contándole la leyenda a Paolina mientras caminan por el laberinto. Le dice que el Coloso fue destruido y junto a los semidioses fueron convertidos en perlas que la Madre envió a la Tierra. Los semidioses se transformaron en seres humanos y crearon la vida allí.

Mientras tanto, la vida en la superficie de Marte ya era invivible para sus habitantes, quienes terminaron residiendo en su interior para siempre, puesto que los muertos seguían estando animados, pero sin emociones, y vivieron mucho tiempo, hasta que se pudrieron y se deshicieron sus huesos.
- ¿Morir y continuar con vida? Son los síntomas del Querubín Rosado.
- Exactamente. Por lo que dicen las leyendas, la perla que contenía al Coloso quedó enterrada en una profunda cueva en África, a cuya entrada solo se puede acceder con una llave conocida como el Ojo de Pandora.

La Reina le dice que según los relatos, la apertura de la cueva debió haber desatado la enfermedad, ya que en cuanto todos los seres vivos dominantes de la Tierra tengan el mismo malestar, surgirá a partir de sus almas el malvado Coloso. Los humanos morirán y la Tierra quedará inhabitable. Posteriormente, el Coloso regresará a Marte para vengarse de los marcianos y destruir el planeta.

- Por eso también ha regresado la Madre Épsilon: a detenerlo con ayuda de los semidioses, que al igual que tú, también ocupan los cuerpos de los humanos.
- Entonces los semidioses ya deben estar aquí, ¿sabes quiénes son?
- No lo sé aún. Los semidioses deben obedecerte, es decir, a la Madre Épsilon, y acabar con el Coloso. De esa manera, los terrícolas no morirán.

La Madre Épsilon le pregunta a Driana Dark la forma en que identificarán a los semidioses y a qué parte de Marte llegarán. Ella le dice que si las escrituras son ciertas, y que mejor crea que las son, entonces no tardarán en llegar al siguiente salón.

Cuando termina de hablar empuja una pared y entran a una cueva iluminada con cristales anaranjados donde el suelo está dividido en sesenta y cuatro cuadros. En una de las paredes hay una fuente con agua cristalina que llega a caer en un hoyo lleno de hierbas.

En el pozo pentagonal, Eliana sigue escondida, preguntándose qué tan vergonzosa quedará la forma de su esqueleto si algún día la encuentran y cómo serán las discusiones en la ONU para saber si la convertirán en monumento nacional.

Se agacha para sentarse y accidentalmente presiona una roca, la cual abre otra puerta por la que se ve un pasillo iluminado por antorchas. Sin miedo, ella entra y sigue el túnel. El capitán Toribio encuentra el pozo, lo abre y entra al pasaje abierto por Eliana, mientras sigue el Mébopa en su dispositivo.

Por otro lado, Viana se encuentra con Marisa y le cuenta que su novio le ha propuesto matrimonio regalándole una pulsera de diamantes. Marisa la reconoce y le pregunta que quién es el novio. Ella le responde sin temor que es Iván. En un ataque de furia, Marisa le quita la pulsera y se va en silencio a su habitación. Allí encuentra a Iván ‘Morcilla’ al que le exige inmediatamente el divorcio.

De nada le sirve a ella los sollozos arrepentimientos de Iván y aunque no lo crea, él no tuvo nada que ver. Marisa arma las maletas, toma el dinero, le dice que buscará a su hija sola y desaparece del hotel sin decir nada más. No pasa mucho tiempo para que Viana entre al cuarto y le dice que una perfecta extraña le ha robado su pulsera de compromiso.

Luego nota que él está sufriendo, piensa que es por algo que comió y lo consuela. Iván ‘Morcilla’ asegura que si bien hace mucho no amaba a Marisa, nunca dejó de quererla, y aunque pensó en Viana como la destructora de su relación, ahora la ve como su liberadora, sus sentimientos de la secundaria regresan y olvidando su loca obsesión, empieza a enamorarse de ella.

Tatiana y Jennifer abordan a Deméter, a pesar de que Tatiana le ha pedido a su hermana que primero busquen a Germanio. Ella le promete que enviará a alguien, pues en ese sector ya están todos contagiados.
Una vez iniciado el viaje, Tatiana se siente seducida por la vista del espacio y se asoma por la ventana. Entre las naves que van en conjunto, ella ve la nave de Miguelángel Cuervo y recuerda a Omairo. Quiere dar aviso a la nave policial más cercana, pero no sabe cómo hacerlo.

Jennifer, que ha visto lo mismo por la ventana, piensa que su hermana se quiere comunicar con la nave de Miguelángel Cuervo y le ayuda, a pesar de las negativas de Tatiana. Primero escuchan interferencia, luego unas voces gruñendo, como una pelea.
- Pero, ¿quién va en esa nave? – dice Jennifer
- Estoy segura que Omairo – responde Tatiana.

Unos minutos después escuchan claramente una voz muy conocida que las saluda: se trata de Miguelángel Cuervo.

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