La Casa de más de Cuatro Pisos - Parte 17

Madre Épsilon

En el sistema del bus espacial Eliana le pregunta la hora a una mujer que está sentada junto a ella, ya que ha pasado más de media hora y no han partido. La mujer le responde mientras lee una revista de moda llamada Labial Clónico. Eliana no resiste quedarse callada y empieza a hablarle acerca de la revista. Entablan una amistosa conversación y una inseparable amistad.

Tatiana convence a un policía para llamar por teléfono y llama a Paolina, en su móvil nuevo. Le explica todo lo que sucede y Paolina le promete que le ayudará a resolver la situación, pero ahora será un poco difícil, pues se dirige a Marte porque tuvo un sueño en el que veía una mujer que le pedía ayuda desde una cantera en un planeta rojo.

De la misma manera le comenta que al día siguiente se ganó el pasaje para ir al astro vecino porque salió premiado su pan tajado. Paolina cuelga y sigue charlando con su nueva amiga Eliana.

Horas después, el bus espacial aterriza en la estación Tirribeglo e inmediatamente Paolina empieza a investigar y llega hasta la sección más alejada donde están construyendo un fantasioso circuito de carreras con transportes llamados Bogavantes. Se da cuenta que tiene el mismo aspecto de la cantera que soñó, entonces decide ir al hotel por la zona comercial y prepararse para investigar en la construcción.

Mientras tanto, Iván baja a escondidas al restaurante y empieza a comer. Una mujer se le acerca e inician una extraña conversación en la que primero hablan sobre platos típicos marcianos y luego ella le recuerda que cuando estaba en la secundaria no dejaba de comer e igual no engordaba.

La mujer no oculta que está enamorada de él y le coquetea, pero Iván ‘Morcilla’ no se da cuenta por estudiar el color de un néctar. Iván entra al baño y Marisa entra al restaurante buscando a su esposo. La mujer que estaba con su esposo la mira y se sorprende.
- ¡Marisa! ¿Eres tú? ¡No lo puedo creer! No nos veíamos desde que estábamos en la secundaria.
- Eres…eh…ah sí, Viana, que alegría volver a verte – le dice con hipocresía, ya que ella estaba obsesionada con Iván en esos tiempos y gracias a Marisa fue que Viana logró dejarlo en paz, de ahí que Iván y Marisa empezaran a salir. La aparente relación de antaño renace nuevamente.

El capitán Toribio recibe un informe que relata desde la captura de Tatiana hasta la llamada que le hizo a Paolina, con una nota a mano que manifiesta una sospecha por esa conversación, que ha sido grabada y transcrita. Suponiendo que ambas están en la Tierra, le asigna el caso de Paolina a uno de sus hombres, para evitar perder el tiempo.

El policía que si sabe que Paolina está en el planeta rojo, decide arrestarla e interrogarla, para lo que utilizará el Mébopa, un radar de largo alcance que compró en una convención de seguridad. Sus seguidores ubican a Paolina en uno de los centros comerciales de bajo costo y se adelanta.

Habla con una anciana vendedora de ropa y le coloca el radar a una bufanda. Le dice a la anciana que debe convencer a la mujer de comprar la prenda o la arrestará por vender sin permiso.

Poco después Paolina ingresa a la tienda y la anciana logra hacer su trabajo porque efectivamente compra la bufanda. Sin embargo, en el hotel, Paolina se encuentra con Eliana y le cambia la bufanda por un par de guantes.

A las cinco, Paolina reinicia su búsqueda, sin darse cuenta que la están siguiendo. Se va nuevamente por el lugar de obras y ve a un animal parecido a un hurón de color negro. Ella se asusta al verlo, pero luego el animal se aleja un poco y le gruñe. Paolina lo sigue, hasta que el animal se mete en el pozo de una alcantarilla.

Ella baja y con la linterna alumbra el camino oculto por las tinieblas. Las paredes empiezan a cambiar y llega a una misteriosa cueva que es completamente diferente a los alcantarillados. Luego de horas de caminar se siente perdida y, como está cansada, se sienta y cierra los ojos.

Al despertar se da cuenta que está en una cama dentro de una chocita. La linterna está encima de una pequeña mesa al lado de la cama. Sale de allí y ve que está en una aldea dentro de una gran cueva circular donde vive gente. Las casitas no tienen más de dos pisos y están pegadas a las paredes de la cueva.

Sobre el primer nivel hay otro cinturón de casas similares y continúan hasta completar casi diez niveles, donde el superior se une al techo de la cueva. Para pasar entre los niveles hay hermosas escalinatas y modernos ascensores.

Todos los cinturones de casas crean una C casi cerrada, que es complementada con una gran pared decorada. En la parte inferior de esta, hay una enorme puerta que está custodiada por fuertes hombres con lanzas, la cual, al igual que todas las casas, está alumbrada con antorchas tan grandes que igualan la iluminación a un soleado y cálido medio día.

Con un poco de miedo, Paolina piensa que esa puerta debe ser la salida de ese lugar y camina hacia allá. Los guardias le permiten la entrada, y un sirviente le pide que la siga. No es la salida. Es un edificio muy lujoso y al fondo está sentada en un impactante trono la Reina que lidera a los demás, con el animal parecido a un hurón en sus manos.

A Paolina se le dibuja un rostro de impresión, pues ella es exactamente igual a Driana, con la diferencia que ella es morena, como todos los habitantes de la cueva. La Reina le dice en español que se ha salvado de milagro, porque los extraños son torturados hasta morir, pero un mago había insistido en que ella era la reencarnación de la Madre Épsilon y salvaría a la raza marciana.
- Yo vine porque me necesitaban.

La Reina sonríe y se presenta como Medrakna Arustófelis Alumbi Darkis, gobernante de Marte, y le dice que están en su palacete vacacional porque se encuentra en un estado de crisis, debido a la llegada de los terrícolas al planeta, precisamente, a un punto muy sensible de éste.

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