La Casa de más de Cuatro Pisos - Parte 12

La casa robada 

Tatiana toma uno de los pedazos del amuleto, Germanio coge otro, Miguelángel Cuervo toma el otro y el capitán Toribio coge el último. Ella les dice que deben esperarlos en el pueblo de Litóchoro. Luego regresa a su habitación e invita a la familia a una inocente excursión al monte Olimpo.

Jennifer financia el plan y paga un colectivo privado con maletines para excursionistas y, a solicitud de Tatiana, sin guía. El viaje del hotel al pueblo es de media hora, y Tatiana se preocupa por el plazo al ver que por poco el Ojo está abierto.
- No entiendo – dice Juan – si el amuleto ya está roto, ¿Por qué seguimos haciendo esto?
- La fuente maligna ya está suspendida, pero su poder sigue suelto. Si logramos guardar el amuleto en el lugar correcto, se salvaran las personas afectadas.

David Palermo muestra la dracma que se hizo en el casino. Jennifer no sabe qué hacer para evitar escalar el monte, pues su pereza es más grande que ella. Y Juan se pregunta por Germanio para saber frases para conquistar a las chicas griegas.

Al llegar a la plaza de Litóchoro se encuentran con el resto del grupo. Al principio se asustan de Miguelángel Cuervo, pero gracias a lo que les cuenta Tatiana y la compañía con el Capitán, lo aceptan con algo de desconfianza.

Ella saca el mapa de Epimeteo y todos siguen a Tatiana como una matriarca, luego entran a una cueva oculta entre los arbustos. Saca del maletín su linterna y el resto hace lo mismo.

Adentro ven que la caverna se divide en nueve. Tatiana ve el mapa y le asigna una cueva a cada persona de la familia, pero a Germanio, a Miguelángel Cuervo y al capitán Toribio los envía por la novena en ese orden. Ella se va por la tercera cueva.

David Palermo va en la primera y es sorprendido por una voz femenina que le pregunta si le gusta el dinero. Él dice que sí.
- ¿Venderías tu alma por todo el dinero que existiera?
- Bueno, eso depende, si hay en que gastarla. Porque si tengo todo el dinero, nadie tendría nada para hacer algo y me lo estarían pidiendo a mí, cosa desagradable.

La voz le dice que ha pasado la prueba de la avaricia y desaparece. Leini va en la segunda y sucede lo mismo. La voz le pregunta qué es lo que más le gusta y ella dice que desde los zapatos cafés de Tatiana, el bolso rosado de Jennifer y el gabán negro de Paolina.
- Entonces, ¿por qué eres gentil con ellas?
- Es que me dan celos porque no puedo tenerlas y no las voy a pedir prestadas.
La voz le dice que ha pasado la prueba de la envidia.

Tatiana va por la tercera y la voz le pregunta que por qué cree que es la esperanza. Tatiana le dice que ni se cree ni lo es, solo por dar ánimos y tratar de arreglar las cosas le dicen eso.
- Has pasado la prueba de la esperanza – dice la voz.

Iván ‘Morcilla’ va en la siguiente y le preguntan que si alguna vez ha quedado satisfecho. Él le responde que no y que no sabe por qué, pues solo le dan ganas y ganas de comer.
- ¿Te gustaría tener toda la comida del mundo?
- Sí, bueno no, es que no me gusta mucho compartir y qué comerían los demás.
La voz le dice que ha pasado la prueba de la gula.

Driana va en la quinta gritando porque según ella le ha tocado la peor cueva de todas y además debe ir sola. Cuando la voz le sorprende ella grita del susto. Le pregunta que por qué el enojo y ella le dice que porque sí y ya.
- Driana, ¿Alguna vez un hombre te ha dicho que eres hermosa?
- Sí, y he golpeado a esos hombres porque en las telenovelas siempre le dicen eso a las feas para engañarlas y no sé qué más porque nunca veo los finales, pero supongo que las feas mueren engañadas. ¡Ah! ¡Qué rabia!
La voz le dice que ha pasado la prueba de la ira.

Juan va en la siguiente cueva y la voz le pregunta que a cuál de sus novias quiere más. Él le dice que a Mariela o Maribel, pues no recuerda su nombre.
- Pero ¿a quién amas más?
- Pues a… – lo piensa un rato – pues no sé.
La voz le dice que ha pasado la prueba de la lujuria.

Josué va en la sexta y la voz le pregunta que si alguna vez ha perdido algún juego y él dice que no, pero si ha pasado es porque le han hecho trampa.
- ¿Puede haber alguien mejor que tú?
- Jamás, yo soy el mejor, gano en todo, sin trampas, ¡lo juro!
La voz le dice que ha pasado la prueba del orgullo.

Finalmente le habla Jennifer a quien le pregunta si desea descansar. Ella dice que sí, pero no en ese lugar porque se le ensuciaría su costoso traje beige.
- ¿Cómo vas a estar cansada si subiste hace poco?
- No lo sé. No quiero subir más, ¿Puedes servirme un vaso de agua?
- No, pero has pasado la prueba de la pereza, la madre de todos los vicios.
- ¿Que mi hijo qué?
Jennifer nota que la voz ha desaparecido, en su lugar aparece una luz. Sale de allí al mismo tiempo que los otros diez.

El capitán dice que están en la cima, pero dentro de una caverna con techo de cristal, donde se ve el cielo nevado. Germanio dice que es imposible, pues nunca habrían podido subir tan rápido. Tatiana le dice que fue gracias a Atenea, quien hizo las preguntas.

Miguelángel Cuervo les dice que observen la caja que hay en el centro. La caja de Zeus, grande y dorada, tiene dos huellas de manos en la parte derecha, dos en la izquierda, tres en la frente y una en la tapa.

Por orden de Tatiana, quien está leyendo en el mapa, los demás colocan las manos derechas de cada uno donde corresponde, menos el capitán, Miguelángel y Germanio quienes colocaron las partes del Ojo dentro de la caja, y esta empieza a cerrarse. Tatiana colocó su mano en la huella de la tapa, la cerró y la aseguró dándole una vuelta como una caja fuerte.
- Allí va todo recuerdo de mis padres.
- Claro que no – dice Germanio – Los recuerdos los conservas en el corazón, no en las cosas que tienes.

Ella sonríe y lo abraza. Después de un rato regresan al hotel y Tatiana se dispone a empacar para volver a Verón, pero decide posponer el viaje por seis horas ya que la familia la convence de darse unas merecidas vacaciones, pero sin que se den cuenta se pasa todo el día.

A la mañana siguiente, se instalan en la avioneta y en el pequeño televisor que éste trae ven las noticias y se informan que las personas que tienen el ojo tatuado en el brazo derecho empiezan a mejorar a medida que este se cierra. Mientras los pacientes despiertan, el ojo se deshace como si estuviera dibujado con carbón.

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