Las Crónicas de la Línea del Cielo - parte 10 (final)

Nadie podía creer que Mauro Fherro fuera tan malo, aún después de que Saris leyera su historial en la corte. Cometió varios crímenes para quedarse con varios de los terrenos petroleros, manipulaba a los hombres y mujeres con mentiras para obtener lo que quería, y hacía lo inimaginable para asegurarse de recibir cuantiosas herencias.

Nando despertó en el hospital unos días después. Se levantó de su cama solo para ver que dormía sobre un colchón de plumas de ganso, las cobijas eran de seda, había una bola disco en el techo, y todas las paredes estaban llenas de cartas de admiradores. Enseguida entró Camilo.
-     ¿Qué pasa aquí?
-     Parece que tienes muchos admiradores. La prensa quiere hablar contigo, te quieren entrevistar un montón de personas, otros dicen que te quieren contratar para sus novelas y películas. Es una locura. Tienes hasta un mini bar. ¿Cómo te sientes?
-     Ay, adorado, divino. Mucho mejor, solo un dolor en el cuello… ¡¿Qué es esto?! – mencionó al sentir una cicatriz de medio centímetro.
-     Bueno, ¿recuerdas el día que Leukardo te dijo que eras su hijo y necesitaba un trasplante?
-     Sí. Recuerdo que le dije que… estaba de acuerdo. ¿Qué pasó con él? ¿Está bien?
-     Tuvo una recaída muy fuerte después de… de lo que pasó con Mauro. Los médicos intervinieron inmediatamente, por eso la cicatriz – le dijo mientras le tocaba el cuello – Leukardo está bien, se encuentra durmiendo felizmente en la habitación de al lado.

Nando lo tomó de la mano y le dio las gracias con un beso en la mejilla que sonrojó a Camilo. Luego fue a la habitación de al lado, donde estaba Leukardo durmiendo. Nando se sentó junto a él.
-     Despierta, papá, ¡despierta!
-     ¿Qué pasa? – dijo Leukardo, un poco asombrado.
-     Solo quería asegurarme que estuvieras bien.
-     ¡Eres un tonto! Pues sí, estoy bien, gracias por ayudarme, pero ¿Cómo estás tú?
-     No podría estar mejor, ¿Por qué haces esa cara? ¿Qué sucede?
-     Tengo que contarte algo, sobre Esteban.

Unos minutos después entra Jijo a la habitación y ve a Nando llorando como una magdalena junto a Leukardo, y posteriormente lo abraza para consolarlo.
-     Quiero matar a Mauro Fherro.
-     Él ya está muerto… laboralmente – le dijo Jijo – Saris se encargó de encarcelarlo y hacerlo pagar por sus crímenes. Le darán 6 cadenas perpetuas como mínimo. Señor Leukardo, venía a decirle que los documentos de propiedad de su hacienda regresarán a sus manos.
-     Gracias Jijo, supongo que su valor debe haber aumentado bastante con el tema de las bolsas de petróleo.
-     De hecho, las investigaciones que realizaron los hombres de Mauro demostraron que si hubo bolsas de petróleo, pero están más secas que el desierto de Sahara. Ni siquiera hay gas. Pero en el caso de El Edén es peor. Afortunadamente hicimos los estudios, la hacienda puede hundirse en cualquier momento. Solo podemos sacarle algún provecho si la declaramos como reserva natural.
-     ¿El Edén ya no vale nada?
-     Parece que no. Lo único que queda cerca con algo de valor es el Club Tritón.
-     Bueno, siempre tendremos el Skyline.
-     Sí, la Línea del Cielo. Es lo que nos mantendrá unidos ahora.

Unos días después del incidente Ryan regresó a su empresa junto a Cristian, ahora como asesor y pareja, quien tramitaba los documentos de adopción para octillizos.

Ángel inició su carrera de cantante junto a David, quien con ayuda de Nando tuvo un reconocimiento mundial. Él por su parte, abandonó el espectáculo para dar clases de drama a muchos de sus fanáticos. A su lado estaba siempre estuvo Camilo siendo su soporte en todo sentido.

Paula dejó su empleo de asistente y siguió frecuentando a Saris, quien la convenció de unirse al cuerpo de Policía. Se casaron felizmente tres años después en el Skyline.

Káterin finalmente se sintió en paz, mientras le dejaba flores a su hermano cada semana, y visitaba a Jijo y a Nando constantemente y después a Leukardo, quien terminó por mudarse definitivamente a La Línea del Cielo después de vender, ahora sin ninguna presión, su hacienda al enorme Club Tritón.

Todos fueron felices por mucho tiempo, sin enterarse que Mauro había escapado de prisión hace años, y nadie supo nunca acerca de su destino.


FIN.

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